Como primera forma de protección, podemos mencionar el derecho de autor, en esta medida se incluyen todos los programas de ordenador, es lo que conocemos como copyright, que protege la expresión literal de la aplicación o software, pero no su contenido, las ideas que contienen, que es lo que en realidad tiene más importancia.
La segunda forma, sería el registro del nombre de la aplicación como marca que aunque no protege el contenido del software, lo que evita es que se pueda utilizar denominaciones similares para otras aplicaciones. Este método bloquea un número importante de competidores.
Por último, hay que hablar de la patente, que si bien no se puede utilizar en todos los casos, es el método más potente de protección. Este tercer modo no es más que un derecho exclusivo que se le concede a una invención, o lo que es lo mismo, un producto que tiene una manera nueva de hacer algo o una solución diferente para un problema.
Para que un software se pueda patentar necesita cumplir los requisitos comunes, es decir:
- que sea novedoso, que no exista un software idéntico
- que tenga actividad inventiva, que no se haya divulgado uno parecido que haga evidente su uso.
- que tenga aplicación industrial, es decir, que tenga carácter técnico.
Aunque el requisito puede parecer a simple vista muy genérico, hay que estudiar en cada caso la posibilidad de ser o no patentado, por lo que os recomendamos que contactéis con nosotros para resolver todas las dudas.